Hay que empezar a diferenciar correctamente a los trabajadores autónomos de los emprendedores, ya que si bien ambos grupos pueden tener puntos en común y en ocasiones incluso formar parte de una misma persona en otras no tiene porqué serlo.
El trabajador autónomo es aquel que, bien sea por su propia voluntad o porque la empresa así se lo exige, realiza un trabajo para uno o varios clientes, en ocasiones de forma regular y otras eventualmente. Podemos ver autónomos repartiendo mercancías, como comerciales o realizando trabajos de obras y reformas como pintores, albañiles, fontaneros, etc.
Los emprendedores son aquellas personas que tienen una idea que quieren llevar a cabo y cuentan con los conocimientos o el apoyo necesarios para hacerla posible. Se puede tratar de algunos de los casos anteriores o de gente que por su propia voluntad decide que quiere poner en marcha su empresa y no depender de nadie para ganarse la vida, así como elegir quiénes van a ser sus clientes, el horario que van a tener y el precio de sus trabajos.
Si comparamos ambos grupos es muy posible que algunas veces hayamos confundido a un autónomo con un emprendedor o viceversa, pero un pequeño resumen puede ayudarnos a distinguirlo: el autónomo se ve obligado a trabajar por cuenta propia mientras que para el emprendedor es la opción que ha elegido.