Definimos como renta variable el desconocimiento de los rendimientos futuros de la inversión, debido a la volatilidad de los mercados, inestabilidad de los entornos, variaciones entre la oferta y la demanda, la especulación de los grandes inversionistas y empresas participantes en los negocios de la bolsa de valores.
Dentro de estos productos de renta variable se encuentran las acciones, la gran mayoría de los fondos de inversión, las cuentas de ahorro de los bancos que indexan su rendimiento a los comodities tales como los metales o el petróleo.
Cuándo la economía mundial y de un país está sana y pujante la renta variable es una gran opción de inversión, entendiendo que esta no es una inversión de corto plazo, sino de largo plazo y que por lo mismo será en el tiempo que se verán los resultados.
Dentro de la misma renta variable existe variedad en el riesgo y en el rendimiento, desde el riesgo bajo ofrecido por las empresas privadas consolidadas o los títulos del gobierno, pasando por el riesgo moderado atenuado por asesores e intermediarios financieros, hasta el alto riesgo y especulativo dónde se apuesta fuerte a todo o nada.
El pequeño inversor no puede darse el lujo de arriesgar, por ello hay que buscar las opciones de bajo riesgo.