¿Freelance o autónomo?

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El mundo laboral está cambiando a un ritmo tan frenético que incluso los términos con los que se conoce a los emprendedores no es el mismo con el que se denominaban hace apenas unos años. Hoy podemos diferenciar a estos trabajadores con iniciativa en dos grupos: los trabajadores autónomos y los freelance.

Si bien algunas veces parece que estos dos términos definen a un único grupo de emprendedores, existen determinados matices que hacen que cada uno de ellos difiera del otro, matices que explicaremos a continuación.

Un trabajador autónomo es un profesional que realiza trabajos para terceros de forma habitual, llegando incluso a convertirse en una pequeña empresa en la que puede estar solo él o emplear a otras personas. Están dados de alta como trabajadores en el régimen especial y pagan sus impuestos de manera regular, tengan o no tengan ingresos fijos. Este ha sido el modelo que ha estado vigente durante muchos años.
Sin embargo, un trabajador freelance es un profesional que no cuenta con el volumen de trabajo necesario como para poder darse de alta como autónomo, pues solicitan sus servicios de manera esporádica y a veces ni siquiera se trata de una actividad laboral reconocida como tal. Existen fórmulas para cotizar por cada uno de los trabajos realizados para que todo sea legal, pero con la diferencia de que no está sujeto a unas cuotas fijas que podrían hacer inviable trabajar de este modo.