Trabajar para uno mismo

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El número de emprendedores es en realidad muy superior al que nos podemos imaginar, aunque no todos tienen el arrojo necesario para lanzarse al mercado laboral por su propia cuenta y riesgo, sobre todo aquellos que no lo han hecho nunca. Sin embargo, hay algunas ventajas que se pueden destacar cuando alguien trabaja por su cuenta, aunque también hay que llamar la atención sobre algunos peligros.

 En el apartado de las ventajas, las principales son que los emprendedores no están sujetos a un horario que haya marcado otra persona, lo que permite organizar en algunos momentos los trabajos conforme al resto de actividades que se tienen que realizar. Tampoco hay nadie que se quede con parte de los beneficios del trabajo, por lo que es posible ajustar los precios o ganar más por el mismo trabajo que cuando se realiza para un tercero.

 Como inconvenientes principales podríamos destacar que esa flexibilidad puede hacer que uno se obsesione con el trabajo y termine dedicándole gran parte de su tiempo, dejando a un lado otras obligaciones, como las familiares, que podrían suponer un prejuicio personal.

 Trabajar para uno mismo puede ser un buen modo de ser libre y hacer lo que a uno le gusta, pero es necesario tener un equilibrio y no dejarse arrastrar a ningún extremo.